LAURA TORRADO

Esta artista vino a darnos la conferencia sobre VEGAP y aprobechó para enseñarnos su obra.
Laura Torrado (Madrid, 1967), comenzó a estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid en 1985. Sus primeros contactos con la fotografía fueron de la mano de Cristina García Rodero. En 1990 recibió la Beca de la Solomon R. Guggenheim Foundation en Venecia, en 1992, la Fullbright Fellowship en Nueva York, y en 1999, la Beca de la Casa de Velázquez de Madrid.

Obtuvo una beca de fotografía del Círculo de Bellas Artes en 2001 para residir en Oporto, donde experimentó en el campo del reportaje fotográfico. En 2003 Realizó la serie Masculino en distintas empresas de Madrid con una Beca de Generación 2003 de Caja Madrid y hace su primera performance en público Homage to Ronaldinha en Doméstico`02. En Desde 2005 imparte clases en el Departamento de Creación Artística de la Universidad Europea de Madrid.

Una de las características de su trabajo es la presencia de modelos mujeres y también de autorretratos; fotografías donde además buscarecursosprovenientes de otras artes como la danza y el teatro, utilizando sábanas, máscaras y telas.Habla de la mujer, de la carne, del tiempo, de lo efímero, de la memoria. A pesar de que utiliza su propio cuerpo, su pelo, etc.,  para hablar de la mujer, ella misma no se considera una artista feminista reivindicando nada, no necesita etiquetas.

El año pasado fuí  modelo para una práctica de esta clase para una de las alumnas para Laura Torrado donde explica esta alumna  ( Paula Mancheño) :

    "En este ejercicio el contenido subversivo de mi imagen está  relacionado el  cambio de identidad, cambio de género y roles.
    He realizado una serie donde se producen  cambios que el espectador puede apreciar , a la vez que  puede permanecer con una actitud inquietante al no saber realmente si se trata de un personaje de género masculino o femenino. Lo que he querido contar es una realidad de un  colectivo social marginal como son las Maras del Salvador,  grupos organizados de adolescentes y jóvenes que a través de la violencia, el robo o el secuestro, implantan la ley del miedo en la población. Estas pandillas utilizan un lenguaje, un vestuario y unos signos propios como marcarse el cuerpo con tatuajes que simbolizan sus víctimas.
    Era necesario crear un juego visual en  el cual se produjera un cambio de identidad a la vez que una pequeña critica de este colectivo marginal cargado de tintes machistas. En la que se observa una purificación a través del elemento  agua  de todo lo relacionado con su simbología, para terminar con una imagen de mujer satisfecha"